Disfrutar de tiempo para nosotros es algo que podemos hacer para mejorar la relación con nuestros hijos y llegar a tener esa armonía que tanto buscamos. Digo armonía y no perfección.
Si queremos llegar a ser madres o padres perfectos que quieren tener hijos perfectos, va a ser complicado. Además de ser imposible no cometer errores, ¿qué sería de nosotros si no lo hiciéramos?. Perderíamos la oportunidad de aprender tanto nosotros, como nuestros hijos.
A veces ocurre que nos sentimos mal por haber actuado como no queríamos con nuestros hijos y aparece la tan temida culpa. ¿De qué nos sirve esa culpa?, ¿qué conseguimos culpándonos?. Aunque la dichosa “culpa” está muy mal vista, es muy útil. Nos sirve para tomar consciencia de la situación y del lugar en el que estamos, lo que hace que actuemos y cambiemos de táctica, ya que algo de lo que estamos haciendo no funciona. Así que cuando llegue ese sentimiento de culpa podemos estar de enhorabuena, puede ser el empujón que necesitamos y lograr que todo cambie.
Es normal tener esos momento de culpa y de bajón, pero ahí hay que dejarlo, en algo breve, en una pequeña reflexión. Nos desahogamos, lo contamos, lo hablamos con nuestros hijos, reconocemos nuestro error, seguimos adelante y lo aprovechamos para iniciar nuestro cambio.
Es cierto que a veces parece que cuando tenemos uno de estos días en los que todo son conflictos y que todo se descontrola, tenemos la sensación de que todo sigue igual y que no ha cambiado nada con nuestros esfuerzos. Cuando la realidad es que si nosotros cambiamos, el resto también lo hace.
El cambio está en uno mismo. Pretender cambiar a los demás es agotador, nos deja sin energía, sin aliento, genera más conflicto y no nos lleva a nada. Es mucho más fácil, más motivador y alentador para uno mismo y para los demás, comenzar los cambios en nuestra persona.
Para empezar, uno de los cambios que más nos cuesta hacer, es el de cuidarnos. Dedicarnos un tiempo especial, a relajarnos, a realizar alguna actividad, a quedar con amigos o simplemente a no hacer nada. Solamente dedicarnos tiempo a nosotros.
No actúas de la misma manera si estás todo el día con los niños al 100% implicado y dándolo todo, viviendo tanto los buenos ratos como los menos buenos con ellos, que si dedicas un poco de ese tiempo para cuidarte tú.
Imagina si tu jornada laboral (la remunerada, la oficial, por la que recibes ingresos), no tuviera ni un descanso, trabajaras las 24 horas del día y sólo tuvieras tiempo para comer de “malas maneras” y para hacer las cosas más básicas… ¿Cómo estarías? ¿Cómo te sentirías?. Y todo esto suponiendo que tu trabajo te encante. Que si encima es algo que no te agrada mucho peor.
En el caso de la maternidad o la paternidad es igual, no hay nada de malo en dedicarnos un tiempo a nosotros. Es más, es imprescindible. No es sano, trabajar las 24 horas del día por mucho que nos guste lo que hacemos y por mucho que amemos nuestra familia. Necesitamos respirar nuestro propio oxígeno y nuestros hijos el suyo.
Aunque adoremos y nos encante nuestro trabajo como padres, necesitamos un descanso. A veces, simplemente ese descanso, es una pequeña siesta.
Es necesario desconectar. Sí, lo es. Sobretodo cuando hay muchos momentos de enfado, de tensiones y de malestar en los que se acaba explotando por la más mínima cosa.
Si te ocurre es el momento de tomar las riendas y empezar a cuidarte.
Durante estas semanas tenemos como misión conseguir que tengas y disfrutes de tiempo para ti. Para ello, te propondremos unos sencillos ejercicios con los que conseguirás por fin ese tiempo para ti.
Mientras lo hacemos siente, disfruta, valora y vive.

Leave a Comment