Hoy te quiero preguntar ¿Confías en tus hijos? Parece una pregunta cualquiera y es probable que de primeras respondas que si… pero si realmente nos ponemos a pensar, es probable que la respuesta sea que no. No confiamos en nuestros hijos. Y no confiar en ellos, les provoca muchas inseguridades en su día a día. Y a la larga, en su vida.
Cuando constantemente les decimos ten cuidado que tiras el vaso…. mientras están comiendo (porque creemos que van a tirar el vaso del agua simplemente) les estamos diciendo: no confío en ti. Al cabo del día les lanzamos muchos mensajes sin darnos cuenta del efecto que tienen al ser repetidos una y otra vez.
La falta de confianza y las inseguridades entre otras cosas pueden llegar a convertirse en celos, lo que nos lleva a los celos entre hermanos y los conflictos que esto provoca en casa.
No solo para que tengan confianza necesitan amor que es el ingrediente básico, necesitan que respetemos sus sentimientos y necesidades para sentir que pueden confiar en ellos mismos.
¿Confías en tus hijos?
Es decir, si nuestro hijo dice que no tiene frío, no le pongamos 3 capas de ropa, respetemos que él no tenga frío. El frío lo tenemos nosotros ¡él no!. No confiamos en que el niño no tenga frío porque no nos fiamos de lo que siente.

Diciéndole que tiene que ponerse más ropa porque hace frío estamos desconfiando de su percepción. Puede que esté equivocado o puede que no lo esté, no lo sabemos, ha de ser él mismo quien lo experimente. Por lo tanto si nosotros que somos sus padres y no nos fiamos, ¿cómo se van a fiar ellos de si mismos si desde pequeños dudamos de todo lo que nos dicen.?
Dejar a los niños equivocarse y cometer errores no es ningún fracaso, es una gran oportunidad para aprender y para adquirir nuevos conocimientos. Si no les dejamos experimentar frío no van a conocer la sensación del frío.
¿Dejas a tus hijos equivocarse y cometer errores?
Que tengan confianza en ellos mismos es una gran herramienta. Dejarles hablar, que expresen sus opiniones sin juzgarles y con respeto. Respetar sus emociones tanto en las que sienten alegría y gritan alegremente aunque nosotros necesitemos silencio, como cuando están enfados o sienten dolor sin decirles “no es para tanto no te enfades o eso no duele”.
Te pongo un ejemplo: Piensa cuando tienes un dolor de espalda de esos que te tienen fatal y llega alguien y te dice “bueno mujer no será para tanto”, ¿cómo te sienta?. Además de sentarte mal puede hacer que hasta dudes de tu dolor. Si esto nos pasa siendo adultos, siendo niños… te puedes imaginar.
Para que un niño confíe en si mismo también es importante que celebremos los éxitos. Si tu hijo ha aprendido a montar en bici, puedes celebrarlo y decirle que se ha esforzado y lo ha hecho muy bien. No tengamos miedo a valorar los logros de nuestros hijos. Generará confianza en ellos mismos.
Evita las comparaciones. Algo que muchas veces también hacemos, es comparar a nuestros hijos con otros niños o con sus hermanos. Cuando entre hermanos les comparamos y les decimos “mira tu hermano que rápido se viste y tu todavía ni has empezado”, además de fomentar la rivalidad entre ellos, estamos mermando su confianza. El mensaje que les llega es el de “no eres capaz de vestirte, no sabes hacerlo como tu hermano……”
Incentiva la confianza por medio de retos. Estos retos deben ser alcanzables y medibles. No sirve decir voy a conseguir una casa de 400 m. con un jardín enorme y una super piscina. No. Pon metas reales, metas que con esfuerzo podamos alcanzar. Por ejemplo, a un niño que le guste mucho montar en bici se le puede proponer una salida en bici más larga de lo habitual y explicarle que va a requerir más esfuerzo porque el camino va a ser más largo. Esto no significa necesariamente que a la llegada haya que darle un premio, pero sí que valore que con su esfuerzo ha conseguido completar esa distancia que antes nunca había hecho. El hecho de que sea consciente que con su esfuerzo ha conseguido llegar más lejos le genera confianza y motivación.

Para tener niños seguros y con confianza en si mismos es muy importante que:
- Respetemos sus emociones y sentimientos. No les digamos a un niño que por esa tontería no se llora.
- Que experimenten por sí mismos, que se equivoquen. No se lo demos todo resuelto. No les sobreprotegamos.
- Motivar con pequeños retos para que vean lo que son capaces de hacer. Confiemos en ellos, si nosotros creemos en ellos, ellos también lo harán.
Y como digo siempre: Amor y Respeto. Ingredientes básicos para una buena salud emocional.

Leave a Comment