Me detengo… miro por la ventana interior de mis recuerdos. Como si se tratara de un reflejo: Veo aquellos días de mi infancia, cuando todo, absolutamente todo era más fácil… o lo parecía ser.
A mi memoria viene la calle 12, donde todas las tardes me reunía con mis amigos y jugábamos. Nos veo en pantalones cortos, corriendo, saltando, nos veo felices.
Me veo corriendo por el pasillo interminable del Súper Bloque, sin síntomas de agotamiento. Nos divertimos.
El tiempo, no era consciente del tiempo, ni del espacio. No habían prisas, habían más risas que cualquier cosa.
Vivíamos despacio, saboreando cada instante, viviendo el momento presente. Recuerdo la voz de mi madre, tranquila y cariñosa, llamándonos a mi hermana y a mi a cenar.
Recuerdo el sube y baja del parque, haciendo turnos para montar. Disfrutando de subir y también de bajar, sin distinciones, ni distracciones.
Vuelvo aquí, a mi presente y a mi ahora. ¿No es eso la vida? ¿un sube y baja de emociones? ¿Por qué nos cuesta tanto cuando estamos abajo y solo nos sentimos bien cuando estamos arriba?
No olvidemos que, en el sube y baja cuando estamos abajo cogemos impulso para subir. Pero sobre todo, no olvidemos inculcárselo a los niños.

Leave a Comment