Search here...
0
TOP
Embarazo y Maternidad

El papel del padre en la lactancia materna

lactancia en tamdem

Quizás parezca un poco extraño ver a un hombre hablar sobre lactancia materna sin hacerlo desde el punto de vista de un profesional sanitario. Y aunque yo sea médico hoy vengo a hablar como padre.

Soy Pablo, padre de Jimena, Viola y Azahar y soy un orgulloso padre lactante. Orgulloso porque es la mejor alimentación que le podemos dar a nuestras hijas y orgulloso porque mi mujer ha sido capaz de llevarlo a cabo.

Soy además Padre de una lactancia prolongada. Hace cinco años que nació mi hija mayor, y desde el primer momento apostamos por la lactancia materna, sin duda alguna la mejor y más saludable forma de alimentar a nuestro bebé.

¿Pero, durante cuánto tiempo es lo mejor antes de que se alimente de verdad?. Y ahí está el primer error, la leche materna es un alimento de verdad siempre, no tiene porqué haber prisas en introducir la alimentación convencional, el forzarlos a que coman otras cosas no tiene ningún sentido, dar a probar, por supuesto que sí, pero obligar, ¿porqué? si no lo necesitan.

Mi hija empezó a comer «de verdad» pasado el año y estaba tan sana como los demás, era más bien una niña llamativa, pero aún viéndola tan lozana, cuando la gente se enteraba de que sólo tomaba pecho, te decían, » pues a esta edad tendréis que empezar a pensar en dejarlo, ¿no?» ¿Dejarlo?  ¿Por qué? si hace un minuto me has dicho que estaba preciosa.

Y por supuesto, no les hicimos caso …. Hoy con cinco años, alterna el filete con patatas con el chupito de pechito, como ella dice. No ha parado de mamar desde que nació, por supuesto que cada vez menos, ya no lo necesita como alimento, sí como afecto y punto de sujeción al mundo cada vez que hay un inconveniente, mamá está ahí y me sustenta.

Y además tiene dos hermanas por detrás que vienen pisando fuerte. A veces en mi casa se forma tal follón para intentar mamar que llego a pensar en poner tickets como en el supermercado para poner orden.

Y aunque mi mujer en ocasiones se desespera, y es normal que lo haga, es súper gracioso ver a unas crías haciendo cola para tomar su pecho, porque no nos engañemos, el pecho es suyo, de las niñas.

Cuando mi mujer en algunos momentos de agobio se harta, imaginad dar el pecho a un bebé de seis meses mientras que una niña de cinco años y otra de tres se pelean por coger el pecho libre, entonces ella, mi mujer, exclama: «vale ya, que el pecho es mío» y mis hijas la miran atónitas, como si hubieran escuchado una blasfemia y dicen «no mamá, el pecho es para mí, es mío».

En nuestra casa hemos pasado de la lactancia individual a la lactancia en tándem y ahora estamos en la lactancia en triciclo, y creedme, es mucho más complicado de llevar cuando sólo se tienen dos ruedas.

¿Y qué hace el padre mientras tanto en una lactancia, a parte de pasarse llevando agua los tres primeros meses?, que aunque nos moleste es lo que tenemos que hacer, estar ahí para lo que sea, llevar agua, llevar la casa, hacer compañía y sentarnos a mirar lo precioso que es ver a un bebé mamar.

Fundamentalmente al principio sólo hacemos eso, estamos un poco al margen. Es algo así como en el embarazo, tú estás ahí, lo disfrutas, tu mujer está más guapa que nunca, y ella te habla de todos esos cambios, esas emociones, esos sentimientos que la llenan, y tú, tú lo sientes todo de golpe cuando tras dar a luz, coges por primera vez a tu bebé en brazos, ahí te sientes padre por primera vez.

Y en la lactancia y la crianza pasa algo muy similar, aunque disfrutas de ver mamar a tu hija y ayudas en todo lo que puedes para que estén lo más cómodas posible, en realidad estás un poco al margen, durante unos meses eres el que lleva el agua y el que se sienta a mirar, pero un día, cuando tienes a tu hija en brazos, te mira, se sonríe y se acomoda en tu pecho, y entonces se te pone una cara de tonto que ya no te quitas en el resto de tu vida.

Y así continúo formando parte de la crianza de apego que iniciamos juntos el primer día que vino nuestra hija al mundo, coger al bebé, tocarlo, abrazarlo, sentirlo.

Hay muchas formas de criar a tu bebé, todas buenas, nosotros elegimos, mejor dicho, a nosotros nos nació de dentro el tenerlas en brazos contínuamente, siempre en contacto, para disfrutarlas y para calmarlas, ¡tanto que no sé cómo han podido aprender a andar si no han tocado el suelo en su vida!. Entre bracitos y mochila las niñas siempre están encima de alguno de los dos, y eso, aunque es un gustazo, es muy pesado, es duro no tener tiempo para nada porque siempre uno de los dos está bloqueado con la niña y la peor parte se la lleva por supuesto la madre, porque yo sólo las cojo, ella además de hacer lo mismo que yo, también tiene que darles de mamar, y eso lleva su tiempo, así que el tiempo de la mamá se reduce prácticamente a vivir las veinticuatro horas para su bebé, y cuando eso se alarga en el tiempo y se le añade algún hermanito el tema se va complicando, y aunque es un gustazo dar el pecho (no lo podéis negar, se os ve en la cara) es muy exigente y muy sacrificado, y ahí precisamente es donde los padres jugamos, a mi entender, el papel más importante dentro de la lactancia, «El Apoyo», el apoyo incondicional a esa forma de crianza, el ayudar a superar esos momentos difíciles, que siempre vienen, y el saber que esas broncas, esas frustraciones y esos reniegos son normales, es lo lógico en una situación de estrés, cansancio y dudas, y ahí es donde tenemos que apoyar, cuando ellas flaquean, nosotros tenemos que ser la piedra de apoyo para retomar con seguridad el camino elegido, la lactancia también es nuestra, porque son nuestros hijos los que se benefician de la misma y del sacrificio de sus madres.

Nuestras mujeres se han formado, se han preocupado de saber que la lactancia materna es el mejor alimento que se le puede dar a nuestros hijos, y el taller de lactancia es una fuente de conocimientos precioso, y los padres tenemos que estar convencidos de esa verdad y de que además nosotros formamos parte de ella. Y mientras más pasan los meses, más son los momentos de negación, y no debemos quedarnos al margen, tenemos que ayudarlas a recordar que no hay nada como la lactancia materna en cuanto a beneficio alimentario, psíquico, inmunológico y de desarrollo del bebé, y finalmente apoyarlas en lo que decidan, sea lo que sea.

Eso es muy fácil decirlo, pero no tanto hacerlo. Cuando la situación es estresante, lo es para toda la familia y tú no te puedes aislar y ser frío, tú te dejas llevar, cuando ves a tu mujer llorando por las grietas, o porque no tiene tiempo para nada, a veces ni para lo más básico, cuando pasan los años y las dudas la asaltan y la lactancia a veces se torna un estorbo, cuando pasa esto, tú, tú te sientes destrozado, dolorido, sin saber qué hacer, y lo más fácil es tirar pelotas fuera, hacer leña del árbol caído y mandar el problema lo más lejos posible.

A mí me ha costado mucho saber que en esos momentos lo mejor es callar, abrazar y recordar todas las cosas buenas que tiene la lactancia materna, todos los beneficios que sigue teniendo por muy prolongada que ésta sea.

Mi mujer me ha enseñado eso y mis hijas me demuestran día a día que no estamos equivocados.

Pablo Parrondo Toca, para el Blog Crianza Positiva

Crianza Positiva

Johannes Ruiz Pitre

Madre de familia numerosa. Neuropedagoga certificada en Disciplina Positiva para Padres y Profesores. Especialista en Inteligencia Emocional en la primera infancia. Asesora certificada en sueño infantil. Autora del Libro "El amor no malcría"

«

»

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.