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El amor no malcría

Los bebés no son como en los anuncios

como es un bebe

Durante mi primer embarazo compré aceites esenciales específicos para bebé… imaginaba dar suaves masajes a mi niña recién nacida sobre el cambiador después del baño.

Tenía esa imagen mental que nos forman los anuncios de bebés en los que se ve una escena de baño largo, lento, relajante, mimando cada pliegue de su piel, derramando el agua por su cabecita, acariciando su pelo húmedo, para después, en el cambiador, extender por todo su cuerpecito el surtido de cremas y aceites con el que me hice a lo largo de las 40 semanas.

Y allí estaba yo, primeriza, con la teoría bien aprendida: Luz tenue, no directa, música relajante de fondo y papi y mami armados con la botella de aceite. Lo que no esperábamos era un bebé ¡al que no le gustasen los masajes!

Los bebés no son como en los anuncios. Seguramente existan y tú tengas la suerte de tener uno en casa y estéis impolutos, con ropa y sábanas blancas, con una luz clara y perfecta entrando por la ventana, la brisa agitando la cortina, tu bebé tumbado, sonriente, quieto y dispuesto a recibir cremita por pies y manos en suaves movimientos circulares de tus manos con una manicura francesa intacta.

Mi realidad es dos bebés que pujan y luchan por huir de esas manos cubiertas de crema, tratas de relajarles con el agua y chapotean, gritan, les coges con la capota de baño que tanto tardaste en escoger en la tienda y ellas patalean, se escurren como una anguila, serpentean en la cama y en cuanto aprenden a girar el cuerpo, reptan, gatean, ¡huyen!

A medida que cogen agilidad, pondrán a prueba tus reflejos yendo de un lado a otro de esa cama que pasará a ser el nuevo ring de combate.

¿Música? ¿Alguien la oye de fondo? ¿Tuviste tiempo de ponerla, acaso? Tratas de peinar esas incipientes rastas del pelo de tu bebé, quien intenta zafarse del cepillo de un manotazo espetando un rotundo ¡no!

Le tumbas para vestirle, venga, ya queda poco para terminar y ésta es la prueba definitiva del reto diario. Antes quieres hacerle unas cuantas pedorretas en la barriguita, a las mamás de los anuncios les quedan tan bien, entre sonrisas y juegos de algodón… pero a ti, en cuanto te acercas con los morritos apretados, te tiran del pelo, si no estás lo suficientemente alopécica, esto acabará con tus reservas de pelos extra.

Para la siguiente ocasión vas preparada y te haces una coleta, pero ellos son más rápidos y si tienes flequillo atacarán primero. De paso, te morderá la nariz, la barbilla, te pellizcará en el antebrazo, meterá el dedo en tu ojo o tu nariz, la mano completa en tu boca y se reirá al descubrir tus dientes. Es el momento de atacar, le pones el body a traición y, aprovechando el desconcierto, sigues con la camiseta y los pantalones.

Le pondrás de pie o le cogerás para terminar de subirlos y tu bebé te lo agradecerá con un mordisquito en el cuello o en el hombro. Si ya tiene algún diente te encantará. Te mirará con ojos traviesos y seguirá con sus juegos. Ya tienes a tu bebé de anuncio, peinadito y vestido con ropa limpia y tondosada.

Con suerte durará limpio algunos minutos, los suficientes como para poder hacerle una foto para enviar a los abuelos, antes de atacar la despensa por su cuenta. Hay gente que paga abrumantes sumas de dinero por experiencias sensoriales. ¡Relájate! Tienes suerte; tu bebé te untará de chocolate y te llenará la cama de migas de galleta, pan y otras sustancias pringosas de dudoso origen, ¡totalmente gratis!

Ellos descolocan nuestro orden, reestructuran nuestras expectativas, pintan nuestro día con el color de su energía y su actividad, pero no hay duda, acabas exhausta, el momento del baño, cambio de pañal y vestir no es fácil y para nada suave como una canción de cuna.

Pero su olor dulce a bebé, su mirada brillante y tierna, el juego, la astucia al tratar de escaquearse, las risas entre medias, las carcajadas al encontrarte la nariz o engancharte el pelo, su felicidad al zafarse de una de las perneras del pantalón o dejar el pañal atrás, su alegría cuando le coges en brazos al terminar y le cubres de besos los mofletes mientras inspiras el aroma de su cuello… eso llena el alma y es lo verdaderamente de anuncio que hay en nuestras vidas.

Crianza Positiva

Johannes Ruiz Pitre

Madre de familia numerosa. Neuropedagoga certificada en Disciplina Positiva para Padres y Profesores. Especialista en Inteligencia Emocional en la primera infancia. Asesora certificada en sueño infantil. Autora del Libro "El amor no malcría"

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