Mamá, Papá no me griten, háblenme con cariño y entiendan que estoy aprendiendo.
No me amenacen con dejarme de querer . Es importante que me quieran por encima de todo. De ustedes depende la energía que impulsará mi camino cuando ya no estén .
Mamá, Papá, abrácenme de vez en cuando. Mírenme a los ojos y díganme que merezco lo mejor que la vida pueda darme. Díganme que me quieren y que soy importante para ustedes, aunque lo se, de vez en cuando necesito escucharlo para afianzar esa conexión y ese sentimiento incondicional.
No sean duros conmigo, de ustedes depende mi autoestima y confianza en la vida. Si me infunden miedo, dejaré de admirarlos. Pónganme límites pero también denme un voto de confianza. Es mejor que los respete a que les tenga miedo.
Soy un niño y para mí no hay nada bueno, ni malo, tan solo observo y aprendo lo que siento por curiosidad e intuición. Guíenme con cariño y amabilidad.
No me gusta sentirme herido, ni traicionado, abandonado, rechazado o humillado. Esto me hace sentir muy dolido.
Por favor, no me obliguen a besar o abrazar a una persona cuando no me apetece hacerlo. Permítanme hacerlo con las personas que yo decida y a quienes les tenga la suficiente confianza.
Soy un niño y tengo sentimientos y emociones que a veces me desbordan, soy vulnerable y en ocasiones no entiendo lo que estoy sintiendo, creo que ustedes me pueden ayudar a ponerle nombre a lo que siento.
Mamá, Papá, de ustedes depende los colores y la actitud con los que vea el mundo.
Y yo… yo solo quiero un mundo amable, donde brille la amabilidad, el respeto y el cariño. Porque yo, soy solo un niño, por favor, no me griten.

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