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Crianza Positiva

Mi hijo no hace caso, mi hijo no me escucha

mi hijo no obedece

Esta frase la repetimos continuamente entre padres. ”Mi hijo no hace caso y no me escucha, hace lo que quiere”.

Estoy casi segura que eso mismo piensan nuestros hijos de nosotros en muchas ocasiones, no me hace caso, no me escucha y hace lo que quiere. ¿Te has parado a pensarlo?, ¿crees que tu hijo puede pensar eso de ti?.

Perfectamente pueden pensarlo igual que nosotros. ¿O tu hijo nunca te ha dicho “no me haces caso” o “no me escuchas” o “haces lo que quieres”?

“Antes de continuar, quiero hacer un pequeño apunte. Para nuestros hijos, que no les hagamos caso, o hagamos lo que queramos, no significa que estén pidiendo que les obedezcamos. En su frase no incluyen, “mi mamá no me obedece”, en cambio nosotros como padres  decimos en muchas ocasiones, “mi hijo no me obedece”. La implicación de la palabra obedecer dicha a un niño, lleva aunque sea sin quererlo, hacia un estado de sumisión por parte del niño. Esto hace que en muchas ocasiones se muestren rebeldes y la situación se complique. Es ahí cuando entramos en una batalla de padres e hijos y una lucha de poder por querer ganar. Cuando como padres somos los ganadores de esa lucha, ellos se convierten en los perdedores. ¿De verdad quieres que tu hijo se sienta un perdedor?. No es una cuestión de obediencia sino de aprendizaje por su parte y de enseñanza por la nuestra. Somos los primeros que debemos aprender a enseñar”.

Volviendo al tema, si nosotros les hacemos caso, les escuchamos y no hacemos solo lo que nosotros queremos, seguramente ellos hagan exactamente lo mismo. Los padres somos sus principales referentes.

Nos imitan, nos copian y además consideran que lo que hacemos está bien. Por tanto, ¿por qué ellos no van a hacer lo mismo?.

Si esto es lo que te ocurre en casa puedes mejorar mucho la relación con tus hijos y evitar conflictos simplemente escuchándoles y prestando atención no solo a lo que dicen, también a sus gestos, a cómo actúan y a lo que no dicen. Alguna que otra mamá me ha dicho alguna vez “es que mi hijo no me cuenta nada”. Hay que tener en cuenta que ese no contar nada también puede estar diciendo mucho. Para ello hay que aprender a comunicarnos.

¿Cómo podemos enseñar a nuestro hijo a comunicarse con nosotros?

Hay un juego que me enseñaron hace un tiempo para ayudar a que los niños se expresen y se abran un poco más, contándonos cosas de su día a día.  Cuando lo hacen a veces descubrimos por qué se comportan de ciertas maneras.

El juego consiste en que una vez al día, en un momento tranquilo, bien por la tarde después del cole, o por la noche antes de ir a dormir, en un momento que sea exclusivo para ellos, cada uno diga 3 cosas que ha hecho durante el día sin que el otro haya estado presente.

Por ejemplo el niño puede contar 3 cosas que haya hecho en el cole y el padre o la madre 3 cosas que hayan ocurrido en el trabajo o cuando no hayan estado juntos.

De esas 3 cosas, 2 deben ser verdaderas y 1 falsa. Gana el juego quien adivine cuál es la falsa. Obviamente no hay nada que ganar, pero para ellos es un juego en el que pasan unos minutos con sus padres prestándose atención mutuamente. Notan como sus padres están interesados en lo que han hecho y ellos descubren cosas de sus padres que quizás no sepan.

Con este juego tan sencillo ellos se animan a contarnos cosas que normalmente no harían, les gusta y les sale de manera natural. Con el tiempo, el juego deja de ser necesario para lograr que nuestros hijos se abran a nosotros.

No podemos pedir a nuestros hijos que nos cuenten sus cosas cuando nosotros tampoco lo hacemos.

Si desde que son pequeños creamos un ambiente de confianza en el que todos podamos hablar y nos contemos lo que ha sucedido en el día, cuando sean adolescentes seguramente sigan haciendo lo mismo y recurran a nosotros cuando lo necesiten.

Crear hábito a la larga hace que sin pensarlo nos surja solo, no suponga un esfuerzo o una obligación y nos guste hacerlo.

Mantener la conexión con nuestros hijos mejora mucho la relación familiar.

Hay muchos aspectos que hacen que las relaciones fluyan con normalidad pero estar conectados es  fundamental.

Cuando el ambiente en casa está basado en el respeto mutuo es mucho más fácil llegar a la solución de problemas. En Disciplina Positiva siempre se buscan soluciones, no culpables.

Si lo piensas, esto no solo pasa con los niños, entre adultos cuando hay tensión, falta de respeto y entendimiento en el ambiente, es complicado llegar a una solución. Sin embargo, cuando el ambiente en el que transcurre una conversación es bueno, está en armonía y todos nos respetamos por igual y al mismo nivel sin ser uno superior a otro, no tardamos nada en llegar a un acuerdo y poner solución a cualquier circunstancia que pueda surgir.

Te sorprenderás de las cosas que puedes descubrir de tus hijos cuando confías en ellos para que lo hagan.

Te sorprenderás de lo bien que te sientes compartiendo tu día a día con ellos.

Te sorprenderás cuando te pregunten y se interesen de manera habitual por cómo estás y cómo te ha ido el día sin necesidad de usar el juego.

Prueba, disfruta mientras lo haces y si te animas cuéntanos qué has descubierto.

Crianza Positiva

Johannes Ruiz Pitre

Madre de familia numerosa. Neuropedagoga certificada en Disciplina Positiva para Padres y Profesores. Especialista en Inteligencia Emocional en la primera infancia. Asesora certificada en sueño infantil. Autora del Libro "El amor no malcría"

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