A veces, nos encontramos en situaciones con nuestro hijo en las que no está cumpliendo con “nuestras” expectativas de comportamiento en público, situaciones de esas en las que nos encontramos con un montón de espectadores observando la escena protagonizada por nuestro hijo. Y se nos viene a la cabeza la pregunta del millón: ¿Ahora qué hago?
Según la experiencia de muchos padres que nos consultan, cada vez que intentan corregir el comportamiento de sus hijos, se convierte en una lucha de poder épica y generalmente, según su impresión, tienden a encontrarse en el lado perdedor la mayoría de las veces. Y en ese momento, con todo ese público espectador crítico mirando cada uno de tus movimientos, es lo último que quieres.
Cuando nos enfrentamos al desafío de criar a un niño de carácter fuerte, es probable que te preguntes:
¿Qué puedo decirle a mi hijo para ayudarlo a lograr mejorar ese comportamiento sin convertir la conversación en una batalla, sin tener una solución real a la vista?.
¿Por qué una simple solicitud como “por favor detente”, “pórtate bien” tiene que convertirse en una batalla así?
¿No puede simplemente hacer/obedecer lo que le dije como “se supone” que deben hacer los niños?
Niños con carácter fuerte
Por una u otra razón, tu hijo nació con la capacidad innata de discutir y negociar casi toda la información que se le presenta (que muchas veces pensamos que es falta de respeto o mala conducta).
No te culpes. No eres la causa de que tu hijo tenga esta personalidad, no se debe a un déficit en tus habilidades de crianza (a pesar de que mucha gente probablemente te haya hecho sugerencias, o debería decir acusaciones, acerca de esto).
Simplemente tu hijo estaba diseñado para tener un carácter fuerte, al igual que estaba diseñado para tener el cabello castaño, ojos verdes y esa linda y pequeña sonrisa que derrite tu corazón.
Al igual que tú, tu hijo, tiene su propia forma de ver y aprender del mundo que le rodea. Al igual que tú, a tu hijo también le va bien cuando se le permite ver el mundo y responder a él a su manera. Pero cuando se le pide que mire la situación de manera diferente, de una manera que no encaja con su diseño previo, tiene dificultades con esto, y entonces sale a flote la “mala conducta” y con ella, las luchas de poder .
Nuestro primer instinto como adultos es decir: “Pero tiene que aprender … ¡no siempre puede controlar!” Queremos esperar que el niño cambie su diseño previo porque no encaja con el nuestro o con nuestras expectativas sobre cómo deberían actuar los niños.
Si bien el deseo de ayudar a los niños a enfrentar la verdadera realidad de las decepciones en el mundo es una cosa positiva que ayuda a preparar a los niños para el futuro, puede ser algo que los adultos hacemos demasiado a menudo, porque olvidamos que está bien para todos ser diferente.
Puedes no comprender y estar luchando con esto, porque “esta idea” ha estado arraigada en ti durante años y así te han criado. Has escuchado durante toda tu vida que los adultos son los que están a cargo y que los niños necesitan encajar en su mundo.
Es probable que a ti te hayan obligado a hacerlo cuando eras niño, y ahora, como madre/padre, es posible que hayas caído en ese mismo patrón.
Sin embargo, te pido que pienses por unos instantes acerca de tu propio diseño previo y las formas en la que ves el mundo o tratas de controlarlo para que tu propia vida sea más gratificante, feliz o incluso tolerable.
Piensa: ¿Tienes una rutina matutina específica que te permite llegar a trabajar a tiempo y sentir menos estrés en todo lo relacionado con tu trabajo? ¿Cómo reaccionas cuando alguien quiere cambiar tu rutina? Llegas al trabajo y te enteras que tu jefe ha comenzado la reunión 15 minutos antes y has llegado tarde ¿cómo te sientes frente a esto? Hay tantas cosas que todos hacemos a diario que están relacionadas con nuestro diseño previo… cosas que ni siquiera reconocemos hasta que nos tomamos un momento para detenernos y pensar.
Ahora imagina: ¿Cómo sería si las cosas que haces diariamente en tu vida fueran constantemente interrumpidas? Por ejemplo, si tu jefe cambia su horario y tus responsabilidades todos los días y no te lo dice hasta el último momento? Para muchos niños de carácter fuerte, esto es lo que les está sucediendo, ¡todos los días!
Estos niños tienen su forma específica de ver el mundo, lo que les parece bien, y alguien les está diciendo todos los días que lo vean de otra manera, que lo hagan de otra manera y que usen diferentes técnicas para encontrar un sentido de control en su mundo.
¿Cómo ayudar a los niños de carácter fuerte sin cambiar su esencia?
El choque entre el diseño del niño de carácter fuerte y las expectativas que tienen los padres, es lo que causa las interminables luchas de poder y argumentos.
No causas las características de la personalidad, pero lo que esperas de tu hijo y cómo hablas con él puede provocar interminables luchas de poder, porque él lucha para mantener el orden en su vida y tú estás luchando (sin proponértelo) para quitársela.
Tu intención inicial no es quitarle eso, pero tus técnicas actuales, específicamente la manera en que le hablas, podrían conducirte accidentalmente en esa dirección.
Tips para hablar con niños de carácter fuerte, para que escuchen ¡y aprendan!
Cambiar la manera en que hablas con un niño de carácter fuerte puede disminuir significativamente la cantidad de discusiones entre los dos y puede llevar a que tu hijo aprenda la lección que querías que aprendiera, pero no de la manera en que siempre te imaginaste un niño aprendería de un padre.
Hace falta un cambio de perspectiva, porque comunicarse de manera positiva y efectiva con un niño de carácter fuerte puede significar que descartas algunas de las formas tradicionales de hablar con niños que recuerdas de tu infancia, o que tus padres todavía sugieren que hagas con tus hijos a día de hoy.
Pero cambiar la forma en que le hablas a tu hijo, respetando su diseño, puede llevarte a tener mucho más éxito al enseñar las lecciones que esperabas sin que tengas que temer cada reacción conflictiva con él.
La próxima vez que descubras que necesitas enseñarle a tu hijo una valiosa lección, intenta con uno de estos 3 consejos que te dejo por aquí para ayudar a tu niño de carácter fuerte a aceptar el mensaje que estás tratando de transmitirle:
1.- Usa afirmaciones / declaraciones, no mandatos
Debido a que tu niño es naturalmente curioso y necesita debatir y posiblemente debatir para encontrar la respuesta correcta, usar una orden como”Deja de jugar con la comida” o “Limpia tu habitación ahora mismo” solo invita a que él te de un argumento.
En lugar de permitir una oportunidad para explorar el problema (que es su preferencia), ahora ha sido colocado en una situación donde el desafío o el cumplimiento son las únicas opciones, entonces, el desafío está 100% garantizado.
En general, no se recomienda el uso de órdenes / mandatos para niños de carácter fuerte porque las posibilidades de que él cumpla esa orden depende completamente de si él cree que es lo correcto. Si él piensa que está bien, lo hará; si no, no lo hará.
Recuerda, así es como él estaba diseñado, antes de siquiera darle la bienvenida al mundo, forma parte de su pesonalidad.
Entonces te preguntarás: Si no puede seguir órdenes, ¿cómo le irá bien en la escuela? ¿en el trabajo? ¿en la vida?
Un niño de carácter fuerte puede adaptarse para vivir en un mundo con leyes, reglas y jefes que le dicen qué hacer sin preocuparse por sus sentimientos.
Pero, para que tu hijo aprenda a funcionar en ese mundo, debe comenzar donde pueda comprenderlo y es en su hogar. Al igual que no enseñamos matemáticas a los niños comenzando con el álgebra o geometría, tenemos que facilitar que progresivamente el niño acepte los mandatos y responda adecuadamente al enfocarse en los métodos de enseñanza apropiados para su personalidad.
En la actualidad, seguir órdenes no le ayudará a aprender las lecciones que intentas enseñarle porque está listo para preguntar y resolver las cosas por sí mismo. Estos niños necesitan un método diferente para ayudarles a aprender.
Las declaraciones sobre cómo está actuando, por otro lado, le permiten explorar opciones posibles y descubrir cuál es la adecuada para ella, sin la presión de un adulto que intenta decirle lo que tiene que hacer.
Una afirmación como “Me doy cuenta de que te has comido todo menos las lentejas” (frente a “deja de jugar con tu comida”) puede llevar a una discusión no acalorada acerca de por qué no se ha comido las lentejas.
Una afirmación como “Tu habitación aún luce bastante desordenada” (frente a “limpia tu habitación ahora mismo”) puede llevar a una conversación sobre por qué todavía no se ha limpiado su habitación y qué pasos son necesarios para llegar allí.
Como educadora que soy y que he pasado muchos días con niños decididos y desafiantes, esta ha sido una de las técnicas que me ha salvado de una vida de discusiones cotidianas, emocionalmente agotadoras y luchas de poder con los niños.
Usar estas declaraciones en lugar de dar órdenes, me ha quitado mucho estrés de mi vida porque sé que puedo simplemente mencionarle al niño lo que estoy viendo u oyendo y confiar en que el niño no saltará instantáneamente a iniciar una batalla.
¿Todas mis declaraciones conducen a conversaciones efectivas? ¡Claro que no! Esta es una gran técnica, pero no es mágica.
Algunas veces, una afirmación no es suficiente y es posible que tengas que dar otra, pero con el tiempo el niño encuentra algo que quiere explorar y resolver por sí mismo, sin la necesidad de ningún argumento.
2.- Haz preguntas en lugar de aconsejar
Si eres como la mayoría de los padres, quieres ayudar a resolver los problemas de tu hijo. Desafortunadamente, a los niños de carácter fuerte no les importa mucho tu consejo. En su mente, tú no tienes la verdad absoluta, a menos que tú hijo tenga la misma opinión ¡en ese momento te conviertes en un genio!
Cuando tu hijo está luchando con un problema o una mala conducta, lo último que quiere de ti es tu consejo. ¿Alguna vez has notado que incluso cuando te pide tu consejo u opinión, siempre encuentra la manera de decirte que estás equivocado?
Él quiere resolver esto por sí mismo y tu consejo agrega presión a la situación que está viviendo, esto desmotiva su proceso normal para resolver problemas y se puede sentir incluso frustrado. Mientras más consejos reciba, más se frustrará y más probable será que se encuentren en medio de una discusión.
En lugar de dar tu consejo, trata de enfocarte en preguntas que puedan ayudarlo a resolver el problema por sí mismo.
Cuando hablo con un niño de carácter fuerte, trato de comenzar con las afirmaciones / declaraciones y luego paso a hacer preguntas importantes que conducen a una exploración del comportamiento. Por ejemplo:
Tu cara se veía muy enfadada cuando te dije que era hora de irnos.
Parecía porque estoy enfadado.
Estás enfadado y está bien sentirse así. ¿Por qué crees que te estás enfadando en este momento? (En lugar de “No me importa que estés enojado, es hora de irnos” o “¿Cuántas veces tengo que decirte que es hora de que nos vayamos?”)
No he terminado aún. Todavía tengo que terminar mi dibujo. No me has dado suficiente tiempo.
Estás molesto porque no te di suficiente tiempo. Lamentablemente, es hora de irnos, ¿qué crees que deberíamos hacer?
No quiero ir. Quiero terminar mi dibujo
Lo entiendo, cariño. Has estado trabajando muy duro en ese dibujo y se que quieres terminarlo. Sin embargo, no tenemos tiempo para hacerlo ahora. ¿Qué crees que podríamos hacer?
¿Puedo dejar todo tal como está y terminarlo cuando regresemos?
Sí … creo que podemos hacer eso. Puedes terminar el resto cuando regresemos y luego podemos pegarlo en la nevera si te parece bien. Es hora de irnos.
Puede que te sorprendas al ver lo agradable que se vuelve tu hijo cuando intenta resolver un problema contigo, en comparación con lo argumentativo que se pone cuando tú le dices lo que va a suceder y cuándo, sin validar sus emociones y sentimientos.
3.- Valida y Empatiza
Ponte en situación: Ha sido un día duro en el trabajo hoy. Un accidente te retrasó y, por desgracia, no tuviste tiempo de tomar el café en el bar de enfrente antes de entrar a la oficina para no llegar tarde a la reunión de equipo con tu jefe.
Llegas y, para tu sorpresa, encuentras que tu jefe comenzó la reunión temprano. Estás molesto porque no tomaste tu café.
Estás enfadado porque ahora parece que has llegado tarde, aunque en realidad has llegado a tiempo, pero la reunión la han adelantado.
Estás enfadado porque no hiciste nada mal, pero de alguna manera ahora te ves mal en esta situación.
Los pensamientos que tienes en ese momento para tu jefe no son positivos. Pero luego, entras en la reunión y tu jefe se disculpa de inmediato: Lamento haber tenido que empezar antes, pero tengo una reunión después y debo llegar a tiempo. Aquí hay un poco de café y panecillos que recogí en el camino para agradecer al equipo por todo el arduo trabajo que ha dedicado a este proyecto.
Con esta reacción de tu jefe ¿todavía te sientes enfadado? Lo más probable es que no te sientas tan enfadado como al principio porque tu jefe validó que no llegaste tarde e incluso sentiste empatía hacia tus necesidades al proporcionar exactamente aquello para lo que estabas desesperado en ese momento (café).
Tu ego se salvó y tus reacciones fueron validadas. Aunque no cambia el hecho de que hubo un accidente que te retrasó o que tu jefe comenzó las cosas temprano, las acciones de tu jefe te hicieron sentir menos enfadado y crearon menos conflictos.
¿Adivina qué? Tu hijo tiene un ego que también necesita ser salvado. Tiene emociones y reacciones ante situaciones que necesita validar; de lo contrario, se siente abatido.
Cuando tu hijo reacciona ante algo, necesita saber que tú comprendes de dónde viene, que no estás dispuesto a cambiar su diseño y convertirlo en alguien que no es.
Él necesita saber que lo apoyas.
Aunque puede ser increíblemente desafiante, especialmente si está convirtiendo todo en una pelea, intenta validar los sentimientos que tiene o expresa que entiendes por qué ha actuado de la manera que lo hizo, incluso si su reacción no es la que deseas.
Una vez que hayas validado la sensación, el comportamiento es más fácil de abordar porque sabes de dónde viene.
Esa niña te quitó tu juguete y te hizo enfadar mucho y la empujaste. ¿Crees que fue una buena idea? ¿Qué podías haber hecho en lugar de empujarla?
Lo siento. No sabía que querías hacerlo tú mismo. Puedo entender por qué estás enfadado ahora mismo. ¿Qué crees que deberíamos hacer para solucionarlo?
Has estado hablando de ese juguete toda la semana y te has decepcionado porque no lo compramos en la tienda. Puedo ver por qué estás tan molesto en este momento. ¿Por qué crees que elegí no comprarlo para ti?
Comprender a tu hijo ahora, es la mejor inversión de tu vida. Dedicar tu tiempo a amar y educar a tus hijos te brindará abundantes dosis de alegría a lo largo del tiempo.

9 COMMENTS
Mamaintuitiva
4 años agoGracias por los tips y por compartir esta esperiencia
Florsilvestre Carrero
4 años agoMe encanta la información que compartes, cada hijo es único y en mi caso tengo uno con una personalidad increíble donde siempre tiene un argumento o respuesta para todo!!! Me ha tocado reaprender para poder educarlo sin quitarle su personalidad!!
Carla Kratochvill
4 años agoMe encanta este post. Gracias por brindarnos esta información que también me ha hecho revisarme como mamá
Yulissa Pacheco
4 años agoExcelentes tips! Cada niño nace con su personalidad, y son etapas que con el tiempo van pasando.
Denise Gallamini
4 años agoComo todos tus escritos… ninguno tiene desperdicio. Un gran aporte para todas las mamis!
De verdad me encantó
María F Urrutia
4 años agoQué buen post Joha! Esencial que esto llegue a muchos papis!
Maria Paola Sierra
4 años agoGracias por todas estas recomendaciones importantísimas, me ha pasado mucho con mi bebe y ahora sé darle manejo ???
Lina Ocampo
4 años agoAhh! Dios mío súper interesante tu post de hoy mi muoeca! Yo pensando en el carácter de mi tercer bebé … Que Dios mío veo que será fuerte!
Marines
4 años agoUfff asi es! Y lo estoy viviendo en carne propia, gracias por estos tips!!!