Niños que pegan, muerden y patalean: ¿qué podemos hacer para detener esos comportamientos agresivos en los niños?
Cuando nos convertimos en padres a veces pasamos por situaciones son difíciles de manejar, como cuando nuestro hijo tiene un comportamiento agresivo con otros niños. Esta situación nos llena muchas veces de vergüenza, de rabia y además, de temor. Con frecuencia observamos que los niños pequeños tienen este tipo de comportamiento en diversas situaciones y en diferentes entornos. Sin embargo, cuando este comportamiento se vuelve habitual y es su manera de reaccionar, es el momento de tomar cartas en el asunto y orientarlos para ayudar a cambiar este comportamiento inadecuado.
Comprender al niño: Comprendiendo cuáles son las razones por las cuales tu hijo elige pegar a los demás, le ayudará a encontrar otras formas de resolver sus problemas sin usar la agresividad. Los niños que muestran conductas agresivas, generalmente carecen de las habilidades de comunicación necesarias para ayudarlos a superar una situación que les produce estrés. En este sentido, los niños que pegan y tienen actitudes agresivas generalmente es porque sienten enfado o frustración. Pero también lo hacen cuando se sienten muy felices, emocionados o cuando sienten vergüenza.
Niños que pegan: Consejos para que dejen de hacerlo
¿Cuáles son las causas de estos comportamientos agresivos? Los niños entre 1 y 2 años tienen dificultades de comunicar a sus padres sus necesidades, por ello, utilizan estos comportamientos negativos para comunicar su punto de vista, generalmente lo hacen por alguna de estas razones:
- Por autodefensa
- Se encuentra en una situación estresante
- Por falta de rutinas
- Frustración o enfado extremo
- Desarrollo inadecuado del habla
- Está sobreestimulado
- Se siente cansado, agotado
- Por falta de supervisión de un adulto
- Por imitación de conductas agresivas de otros niños a su alrededor
¿Qué puedo hacer para que mi hijo deje de pegar?
Es preciso ayudar a tu hijo a ser consciente de su comportamiento agresivo y enseñarle a calmarse o a encontrar algunas alternativas para que pueda resolver sus problemas.
Consecuencias: Las consecuencias son imprescindibles para que este comportamiento negativo termine, ya que les enseña que todos los comportamientos tienen una consecuencias, y cuando es consciente de ello, sabrá que lo hacemos para ayudarle a tomar mejores decisiones en el momento de resolver conflictos.
Intercede inmediatamente
Cuando notes que tu hijo está a punto de volverse agresivo, intercede inmediatamente y apártalo de la situación. Hay que tener cuidado de no prestar demasiada atención a tu hijo para que no tenga ningún refuerzo negativo por su mal comportamiento.
Los niños pequeños no entienden largas explicaciones de por qué consideramos que su comportamiento no ha sido adecuado. Tampoco funciona que les gritemos y exijamos disculparse de inmediato con el agredido o que nos expresemos hacia los demás etiquetando a nuestro hijo acerca de lo que acaba de suceder.
Si tu hijo no puede calmarse, apártalo de la situación sin enfadarte con él. Cuando estén tranquilos y listos para hablar, puedes analizar lo que sucedió. Con ello, le estás enseñando a tu hijo que es su responsabilidad aprender a calmarse y actuar de manera apropiada.
Evita los gritos
Es necesario que como padres, demostremos autocontrol y utilicemos palabras amables si queremos que nuestros hijos hagan lo mismo. Es muy fácil responder con gritos, pero no olvides que tu hijo te observa y busca indicaciones sobre cómo controlar sus impulsos y tener un buen comportamiento. Tú eres su ejemplo.
Es normal que sintamos vergüenza ante estos comportamientos, pero recuerda que esta situación puede ser muy difícil para algunos niños, así que en lo posible intenta no reaccionar de esta manera.
Una técnica que funciona muy bien para algunos niños es cambiar el tono y el volumen de tu voz. Puedes ayudar a tu hijo a mantener la calma bajando la voz tanto al atender a la víctima como a tu hijo. Si no puede calmarse, antes de atender a la víctima, acude a él y dile con voz baja y calmada: “Necesito que te calmes ahora”, voy a ayudar a “X”. En algunos niños, esto funciona, si esto es así, siéntete libre de alabarlo en silencio, diciendo:” Gracias por calmarte. Cuando mordemos a alguien duele, a “X” le ha dolido y está triste.. Repite la frase “Cuando mordemos duele”. Si esto no funciona con tu hijo y simplemente no puede calmarse, déjalo donde está (a una distancia apropiada para su edad) acompáñalo hasta que se calme.
Valida sus sentimientos
Ayúdale a reconocer su enfado diciendo: “Sé que estás enfadado, pero no golpeamos”. ¡Jugamos sin golpear! “. Si tu niño tiene entre 3 y 7 años, habla de la ira como un sentimiento importante. Puedes decirle: “A veces, yo también me enfado y cuando eso sucede, digo ‘Estoy enfadada’ y salgo de la habitación hasta que me calmo.
También puedes enseñarle a tu hijo cómo contar hasta diez hasta, eso hace que nos vayamos calmando y que estemos menos enfadados porque dirigimos la atención hacia otra cosa, enséñale cómo hacer una respiración profunda para calmarse, o cómo usar sus palabras para expresar sus sentimientos: “¡Estoy realmente enfadado en este momento!”.
Todos estos métodos le ayudan a enfocarse en la ira que siente y les enseña a reconocer esta importante emoción. Repasa las consecuencias con tu hijo sobre lo que sucederá si no puede controlar su enfado. Dile: “Se que puedes manejar tu enfado, pero si no puedes, tendremos que abandonar el parque, ¿lo entiendes verdad? Asegúrate de cumplir con las consecuencias.
Enseña a tu hijo que agredir no está bien
Es muy importante hablar con nuestros hijos sobre la agresión durante un momento de calma. Explícale a tu hijo que golpear, morder, patear y otras conductas agresivas son incorrectas y hacen daño.
Cuando los niños son pequeños (entre los 18 meses y 2 años), debemos sostenerlos y explicarles: “Golpear está mal”. Es probable que tengas que repetir esta regla varias veces, utilizando las mismas palabras, hasta que tu hijo la entienda. Sé firme y constante cada vez que tu hijo se vuelva agresivo. Ten un plan establecido para las consecuencias si comienza un comportamiento agresivo. En casa, puedes usar su espacio del tiempo fuera positivo, donde tu hijo pueda quedarse hasta que pueda calmarse. Si se encuentran lejos de casa, elije un lugar seguro, donde pueda calmarse.
Cuando son niños más mayores (entre 3 y 7 años), recuerda que pueden estar experimentando la causa y efecto. En otras palabras, quieren ver lo que harás cuando actúen. Es su trabajo proporcionar las consecuencias para que el “efecto” funcione. Como los niños mayores son más verbales, puedes usar una variedad de frases cuando se “portan mal”. Los ejemplos incluyen, “Morder no está bien” o “Golpear lastima a otros y tienes que parar”. Recuerda decirle a tu pequeño que esos comportamientos tienen consecuencias y que hay que asumirlas.
Enséñale a expresar sus sentimientos
Muchas veces los niños que muestran comportamientos agresivos simplemente carecen de las habilidades de comunicación necesarias para ayudarlos a superar una situación estresante.
Para un niño pequeño, morder o golpear a alguien es mucho más fácil y rápido para salir de una situación. Los comportamientos agresivos hacen experimentar a los niños una falsa sensación de poder sobre sus compañeros. Trabajar con tu hijo para que pueda encontrar su voz cuando tenga ganas de actuar. Te comparto algunos ejemplos:
- Enseña a tu hijo a decir “¡No!” a sus compañeros en lugar de actuar agresivamente. Con demasiada frecuencia un niño reacciona negativamente a un amigo / hermano en lugar de afirmarse. Al usar la simple palabra “no”, estás ayudando a tu hijo a expresar su punto de vista de manera verbal, no agresiva.
- Dale a tu hijo una serie de frases para usar con sus amigos cuando se sienta enfadao o frustrado. “No, eso es mío”, “¡No me gusta eso!” o “¡Detente! Eso duele “. Esto ayudará a tu hijo a sustituir la agresión expresando lo que siente verbalmente.
Sé apreciativo de sus esfuerzos
Cuando observes que tu hijo está bien, elogia su esfuerzo. Por ejemplo, si observas a tu hijo en una lucha de poder sobre un juguete y lo hacen de forma respetuosa y verbal, hazle saber lo orgullosa que estás de que haya elegido usar palabras en lugar de recurrir a los golpes. Elogiar el buen comportamiento es una forma de motivarlos para que lo hagan mejor la próxima vez.
¿Qué debes evitar cuando tu hijo pega?
- No golpees a tu hijo. Es probable que quieras pegarle para que sepa lo que “se siente” ser golpeado, pero ten presente que cuando lo haces, le estás enseñando a tu hijo que la violencia es la respuesta correcta y el medio para resolver un conflicto.
- Evita que tu hijo vea programas de tv o juegue a videojuegos violentos. Tanto la televisión como los vídeojuegos violentos envían un mensaje de que la violencia es un medio para el fin de la resolución de problemas. Esto podemos evitarlo fácilmente si estamos al tanto de lo que ven / juegan nuestros hijos.
- No etiquetes a tu hijo. Es frecuente que los padres se sientan frustrados, avergonzados y enfadados con el comportamiento agresivo de sus hijos. Si tu hijo está teniendo un comportamiento agresivo, intenta no dirigirte a él como “eres malo”, “eres violento”…. Enfócate en ayudarle a expresar su ira o frustración de manera apropiada para canalizar sus emociones de forma correcta.
A pesar de que a veces creamos que enseñarle a nuestro hijo una forma apropiada de resolver conflictos con otros niños y adultos es algo muy complicado, se puede… Recuerda: Tú eres el mejor ejemplo para él, tu pequeño siempre te está mirando.

1 COMMENT
Diana
3 años agoTe sigo hace tiempo. Las rabietas son un cúmulo de fristraciones que estallan, la mayoría de las veces la supuesta causa que las precede no tener nada que ver. Y no hay que ignorarlas, hay que acompañarlas, quedarse cerca del niño y hacerle saber que estás ahí si te necesita. Ignorar nunca es validar emociones. (Hablo de rabietas genuinas).
Un saludo