Los seres humanos somos únicos e irrepetibles. Cada uno de nosotros es especial y actúa diferente a los demás ¡somos incomparables! sin embargo, a veces nos empeñamos en querer que los demás sean como nosotros y entonces empezamos a etiquetarlos. Hoy queremos contarte ¿Por qué no debemos etiquetar a los niños? Te contamos las consecuencias que puede traer el uso de etiquetas.
Sin etiquetas
Desde que somos niños, la sociedad se empeña en etiquetarnos. En casa, en la escuela, la familia, los amigos… Las etiquetas empiezan a formar parte de nuestro día a día desde que somos niños y esto, no es nada positivo para el desarrollo óptimo de la personalidad de los más pequeños. Si bien es cierto que a veces los adultos lo hacemos “sin pensar” lo ideal es que no sean una costumbre.
En muchas ocasiones, se llegan a utilizar palabras indicando una conducta que para esa persona resulta repetitiva, esa palabra recibe el nombre de etiquetas, que no son otra cosa que nombres o significados que se le ponen a la conducta y/o comportamiento del niño.
Está claro que las etiquetas desaprueban la conducta de los pequeños que incluso, llegan a marcar su forma de ser.
Si bien es cierto que muchos padres desconocen el efecto negativo de poner etiquetas a sus hijos, es importante que sepan que esto afecta el desarrollo emocional del niño.
Las Etiquetas
- Limitan: Hacen creer que el niño solo es de esa manera y solo sabe comportarse o es así.
- Encasillan: Por más esfuerzos que el pequeño haga y se esmere por cambiar no puede lograrlo. Eres así y punto.
¿Por qué no debemos etiquetar a los niños?
Consecuencias del uso de Etiquetas
- Baja autoestima.
- No reconoce sus virtudes y capacidades.
- Desmotivación.
- Daño emocional.
- Poca confianza en sí mismo.
- Pensamientos negativos: No sirvo para nada. Soy así. Nunca podré lograr lo que quiero
- Muchos asumen una actitud defensiva, reacia hacia los demás.
De igual manera, las etiquetas tienen efectos negativos en los padres:
- La incapacidad de conocer verdaderamente a sus hijos por estar centrados solo en las etiquetas de cómo es y actúa.
- Actuar sin pensar o reflexionar llevando a cometer errores con sus hijos.
- Estar ciego sobre la verdadera personalidad de su hijo.
- Quejarse constantemente de la forma de ser de su hijo, pasando por alto las cosas buenas que tiene.
- No aceptar a su hijo tal y como es.
Escuchamos muchas veces: Eres torpe, eres una mandona, eres un tonto, eres muy egoísta, malo… no sirves para nada. Los padres tienen altas expectativas con sus hijos y esperan grandes cosas de ellos desde que son muy pequeños, quieren hijos perfectos, maravillosos, que se porten bien siempre y que no se equivoquen nunca… entonces, cuando los niños rompen estas expectativas reaccionan de esta manera “etiquetando negativamente” los comportamientos naturales de los niños como algo malo y haciendo sentir al niño muchas veces humillado.
Los adultos deben tener mucho cuidado con etiquetar a los niños porque pueden condicionarles su carácter y personalidad y que ellos mismos se sientan incapaces en algo sólo por lo que los demás le han hecho creer que son.
Luego de leer esto ¿consideras que tu hijo se siente etiquetado? Es importante que reconozcas si has utilizado etiquetas negativas hacia él y sus diversos comportamientos en relación a expectativas que has tenido y que no se han cumplido. Si es así, es necesario que comiences a trabajar poniendo en práctica las siguientes recomendaciones:
- Reconoce sus virtudes: Cada vez que tengas la ocasión para destacar sus virtudes y las cosas positivas que tiene ¡hazlo! Recuerda y comenta anécdotas de ocasiones donde te sentiste orgulloso de tu hijo. Cuando te enfocas en esos aspectos positivos acerca de tu hijo, se sentirá animado y motivado a repetir tales conductas.
- No te vuelvas repetitivo: Comentar una y otra vez lo que tu hijo hace mal, dificulta un cambio de conducta positivo ya que no tendrá la confianza en sí mismo para hacer algo diferente a lo que le transmites.
- Evita decir “siempre” o “nunca”: Con esas dos afirmaciones les hace sentir que por más esfuerzo que hagan por cambiar, no lo van a conseguir de ninguna manera.
- Anima sus pequeños cambios: Es muy necesario que se le anime cuando vaya teniendo cambios positivos, aunque la conducta negativa no se haya erradicado del todo, reconocer y destacar los pequeños logros son muy importantes para él.
- Se su ejemplo: Revísate. Piensa cómo son tus conductas, tus acciones… los niños aprenden más con el ejemplo que con cualquier otra cosa.

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