El embarazo es sin duda una experiencia diferente y personal para cada mujer. Durante 9 meses experimentamos cambios físicos, hormonales, psicológicos y emocionales de una forma tan rápida que prácticamente no nos da tiempo a adaptarnos a ellos.
En este sentido, la práctica del yoga puede ayudarnos como futuras mamás a ser más conscientes de todos esos cambios que experimentamos. Nos ayuda a comprenderlos y a vivirlos plenamente.
Una de las actividades físicas más recomendadas durante el embarazo es el yoga, la técnica ancestral originaria de India, que sirve para equilibrar el cuerpo, la mente y el espíritu mediante la adopción de posturas, la concentración, la respiración y la meditación.
¿Cómo me conecta el Yoga Prenatal con mi bebé?
Practicar yoga tiene infinidad de beneficios y cuando estás embarazada, éstos se extienden a tu bebé, porque si tú estás bien, él también lo estará. Isabel Dubuc, (Psicóloga, Instructora de Yoga prenatal, mamá, bebé y familiar) nos cuenta algunas de las virtudes de esta disciplina:
Te mantiene en forma. La mayoría de mis alumnas, que además de hacer yoga al menos una vez a la semana y cuidan su alimentación, hace embarazos de “pura barriga”, es decir, tienden a no engordar demasiado y a no retener tanto líquido, causante de inflamaciones en la cara, los brazos y las piernas.
Te aporta energía y bienestar. Por lo general, llega un momento en el embarazo en el que dormir se hace difícil, esto lleva a que pases todo el día con mucho cansancio. El yoga te ayuda a descansar mejor, porque practicamos posiciones para conciliar el sueño, te ayuda a desprenderte de la ansiedad y a aprovechar el día para dedicarte a otras cosas con entusiasmo.
Previene y disminuye los achaques del embarazo. Me encanta cuando mis alumnas me comentan que luego de la práctica ya no sintieron más calambres nocturnos o se les alivió la acidez, los dolores de espalda y se sientes ágiles a pesar de que la barriga ha crecido. Esto lo logramos porque en Yoga abrimos espacios para que el crecimiento inminente del bebé no juegue en contra de nuestro cuerpo.
Te permite relajarte. Cuando se está acercando la fecha del parto, las mamás tienen picos de ansiedad que son normales pero molestos. En esas últimas clases, hacemos yoga de cara, para no retener la energía en esa zona durante el trabajo de parto; practicamos el tipo de respiración que las ayudará entre contracción y contracción, y hacemos meditaciones profundas para que logren, por un rato, tener la mente en blanco.
Si hay algo que diferencia al yoga prenatal del yoga “sin equipaje”, como lo llamo yo, es la conexión que se logra con esa vida que se está gestando dentro de tu cuerpo. La pregunta es ¿cómo lo logramos?. A continuación, te explico los momentos de la práctica en los que ocurren estos maravillosos contactos:
1. La respiración: Al hacer cada vez respiraciones más profundas, estamos enviándole más oxígeno a nuestro hijo, esto es casi obvio. Lo que no es tan obvio es que la respiración pausada hace que la sangre fluya con mayor facilidad, de manera que los nutrientes se deslicen sin obstáculos por el cordón umbilical. Lo que no es para nada obvio, sino más bien sorprendente, es que el sonido que hace nuestra respiración durante la práctica de yoga no solo nos serena a nosotras en ese momento, sino que luego del nacimiento se convierte en agente calmante para nuestro bebé, porque ese sonido se asemeja a lo que escuchaba en la placenta.
2. Las posturas: Cuando realizamos series de posturas como el Saludo al Sol, le inyectamos energía a nuestro cuerpo, lo cual inevitablemente repercute en el óptimo desarrollo de nuestros bebés. Igualmente, descubrimos lo flexibles que podemos llegar a ser a pesar del vientre abultado, de lo fuerte que somos a pesar de la fatiga, de lo sensuales que nos hemos vuelto a pesar de las náuseas. Las hormonas que se segregan al percatarnos de estas realidades, les indican a nuestros bebés que estamos listas para recibirlos, amarlos y cuidarlos, aunque no parezca.
3. La meditación: Es quizá la parte más importante de la práctica de yoga y en clases de prenatal es fundamental, porque es cuando se da una comunicación de “tú a tú” con el bebé. Solemos hacer meditaciones guiadas en las que nos conectamos con el concepto de maternidad, por ejemplo, o con las sensaciones que tiene el bebé en la placenta, el agradecimiento por ser, entre todos los seres vivos del planeta, las únicas que podemos vivir el embarazo de forma consciente y hacerlo placentero. Otras veces, simplemente, dejo que las mamás conversen mentalmente con sus hijos, compartan planes y fantasías de vida.
Es conmovedor ver una lágrima y una sonrisa en los rostros de las mamás en estos momentos y es inexplicable la emoción que siento al ver sus vientres moviéndose al ritmo de las pataditas de sus bebés.
Isabel Dubuc
El yoga prenatal es seguro en la mayoría de los casos. Sin embargo, siempre les pido a mis alumnas que cuenten con el visto bueno de su médico y que me mantengan al tanto de condiciones como la posición del bebé, presión arterial, diabetes gestacional y otras que puedan surgir. La idea es disfrutar dos de las cosas más bellas que hay en el mundo: El yoga y el embarazo.
Isabel Dubuc. Psicóloga. Instructora de Yoga Prenatal, para el Blog Crianza Positiva

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